Tus manos son un trago breve:
Jamás podrás calmar la fiebre de la especie.
Una nueva raza no sería suficiente
¡y como los amaría a todos si estuvieran aquí!
Hasta el más leve suspiro
Es un vapor espeso a sudor hirviendo.
¡Me confieso!¡Soy el traidor del amor celeste!
Me entrego al deseo y extraño tu cuerpo,
El calor abrasante de tu ombligo inundado.
Eres un reloj de arena,
Y en ti guardas congelada toda la sabiduría de la lucha contra la muerte.
Eres un libro hermoso, vivo;
Te cuento secretos
Mientras ojeo las páginas de los hijos.
¡Me confieso!¡Soy yo el traidor del amor sublime!
No puedo contenerme a tu atracción planetaria,
Ni a tus zancos de gacela.
Mi única defensa es que sé que eres igual a mi,
Ya que no amas mi espalda de roble tallada,
Por ser de madera noble
O un desierto luminoso de sol negro;
La amas porque palpita,
Y es carne jadeante como tú.
Jamás podrás calmar la fiebre de la especie.
Una nueva raza no sería suficiente
¡y como los amaría a todos si estuvieran aquí!
Hasta el más leve suspiro
Es un vapor espeso a sudor hirviendo.
¡Me confieso!¡Soy el traidor del amor celeste!
Me entrego al deseo y extraño tu cuerpo,
El calor abrasante de tu ombligo inundado.
Eres un reloj de arena,
Y en ti guardas congelada toda la sabiduría de la lucha contra la muerte.
Eres un libro hermoso, vivo;
Te cuento secretos
Mientras ojeo las páginas de los hijos.
¡Me confieso!¡Soy yo el traidor del amor sublime!
No puedo contenerme a tu atracción planetaria,
Ni a tus zancos de gacela.
Mi única defensa es que sé que eres igual a mi,
Ya que no amas mi espalda de roble tallada,
Por ser de madera noble
O un desierto luminoso de sol negro;
La amas porque palpita,
Y es carne jadeante como tú.
1 de los sospechosos de siempre:
Intrusa, obvío el título y me encanta.
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