miércoles, noviembre 23, 2005

El ADN de Dios y la necesidad de sentirse menor.


No hablo de menor refiriéndome a la edad, característica de algunas personas que la verdad es que muchas veces me exaspera, sino que hablo de sentirse menor, tan insignificante en el universo, tan poco en la tierra.

Sí, la verdad es cierto, no somos nada… pero la verdad es que siendo eso ya somos algo, en fin, sin incurrir en exploraciones metalingüísticas, de lo que yo quería hablar era de un peculiar fenómeno que nos afecta a todos, afiliados o no, denominado religión.


El hombre es quizás el animal más curioso de todos (no el gato por que la curiosidad a él ya lo mató, ergo: no existe), y parte de esa curiosidad lo lleva a cuestionarse un sin numero de cosas… a mi juicio yo creo que ahí esta la base de la religión.





Si uno estudia la evolución del pensamiento mítico-religioso, ve como es que el hombre a través de mitos fue como es que explico determinados fenómenos naturales, mas, con el avance de la ciencia, estos mitos fueron desapareciendo, y creo que ese es el destino inexorable de toda religión, o al menos en el mundo occidental, que cuenta con la separación de lo religioso y lo científico (uno de los tesoros culturales aportados de la civilización griega).

El hombre tiene necesidad de religión, por que Dios es parte de la raza humana, pero ¿qué ocurrirá cuándo le comparen el ADN con personas de nuestra especie?¿seguirá acaso subordinado como “los esclavos del señor”?...

La verdad es que con mucho respeto a la gente creyente, nunca he logrado comprender la fe…y a pesar de que la he buscado, no se me ha dado, por lo que concluyo que existen solo dos posibilidades: o es un regalo divino, y de ser así tendré que rendir cuentas por pensar estas cosas; o la verdad es que es la fe constituye la necesidad humana de menospreciarse constantemente y el miedo que le tienen los hombres a las cosas que no pueden explicar.

martes, noviembre 15, 2005

Crítica a la naturalización perversa de los conceptos por la juventud


Soy joven y más de alguna vez he sentido que soy el ser más miserable de la tierra.
Por mucho tiempo frases como “me quiero morir”, “tengo serios problemas”, “estoy estresado”, “soy infeliz”, “la vida es una mierda” o “nada tiene sentido” formaron parte de mi forma de relación verbal con la existencia misma o determinados periodos de ella.
Pero, si realmente me quería morir, ¿por qué es que estoy escribiendo esto ahora?
La respuesta es simple, mucho ruido pocas nueces.

Así mismo pasa con muchos jóvenes de hoy en día. Yo me pregunto ¿entenderemos acaso el real significado de un concepto tan elaborado como la muerte?... ¿por qué se vuelve tan recurrente en los procesos reflexivos? Es como si ella llamara, pero la verdad es que debería ser todo lo contrario; el hombre, como animal que es (¡Qué animal es el hombre!), tiene un instinto de supervivencia innato, ¿porqué dejar de escucharlo? ¿Porqué hablar de muerte, si solo por el hecho de estar haciéndolo uno la aleja? (y ahí el gran pensador: “pienso luego existo”…ahora mi cosecha sería “escribo luego existo, luego no sé de muerte por que estoy vivo”) La verdad es que si eres de esos “muertos en vida” deberías tirarte a un foso de una vez por todas y dejar de fastidiarnos la existencia a todos los que queremos (aunque sea sin darnos cuenta de cuan ferviente es el deseo, e incluso de ser este de carácter ínfimo) vivir.

Algo claramente anda mal. Hay dos opciones, el hombre en un inconciente arranque de conciencia medio ambiental y equilibrio cósmico ha decido exterminarse a si mismo debido al daño que le ha causado al planeta tierra, por lo que empezó un proceso de auto convencimiento de “lo malo que es la vida” con el fin de un suicido masivo de la especie, o los jóvenes de hoy en día son (somos) solo unos habladores…
Honestamente creo que si ya tuvimos revoluciones industriales, el equilibrio cósmico con la mamita tierra realmente no existe, o al menos no como para suicidarse por ella, por lo que la opción uno queda descartada absolutamente.



¿Entonces cuál es la idea de auto programarse neuro lingüísticamente y hacerse una existencia más miserable con frases que reinciden en denunciar un estado ficticio de agonía?

Me parece horrible el cambio de giro estético que tiene, por ejemplo, la poesía en las nuevas generaciones de escritores, dentro de las que me incluyo. La verdad es que yo sé hablar mejor de lo mal que lo paso que de lo lindo que son las hojas verde agua o de cuanto me gusta el cuerpo de una mujer… no, resulta que tengo que quejarme, meter unos cuantos litros de sangre en cada texto, una herida, cien muertes sin sentido, un renacer para que nadie se queje y después un “sin sentido” que reafirme mi condición de zombi.

Lo único que se logra con esta “especialización artística” es dejar de abordar otros campos, ¿porqué permitir que se atrofie el lenguaje relacionado con lo bello? ¿Porqué negarse en la plenitud de la vida a ser feliz? Yo no hablo de que no haya problemas, pero ¿Porqué llorarlos a cada rato? yo creo que todos lo hemos pasado mal en algún momento, pero tampoco creo que, con la mano en la corazón y con su propia conciencia como testigo, alguien pueda decir sin titubear: “Siempre he sido infeliz”