viernes, mayo 16, 2008

Un grito

¡Un grito! Un grito único, que disipe las sombras del miedo y raje a la noche como un mantel. Un grito que de paso a la luz, a la alegría. No un aullido, sino un trueno que de una señal a todos los pueblos ¡Empieza el carnaval! De la guerra saldremos siempre victoriosos, algo divino nos hace eternos. Llegan todos en zancos, la muerte se esconde, la gente ríe, bebe, come, se ama. El grito da paso al frenesí, y a todos se les hinca el pecho con alevosía. La piel vieja vuelve a ser tersa, miel chorrea por todos lados. Miradas rápidas nos recuerdan que nada importa, y así, sin palabras, sabemos qué hay que hacer. Todo fluye sincronizado en el gran carnaval, y nada para, girando vertiginoso. Malabaristas hacen juegos con pelotas, las mujeres se sueltan el pelo, se arrojan lejos las armas ¡Nada puede hacernos daño aquí!... muchos caen borrachos, pero todos ríen, nada importa demasiado ¡En el carnaval no hay un mañana! Círculos de fuego salen de la boca de los artistas. Todo para nosotros, para dejarnos llevar y recibir luz. Mañana veremos como solucionar los problemas de mañana, hoy toca ser feliz. No predisponerse y entregarse a la fiesta, a la alegría. Lo importante es bailar juntos, no dar pie al miedo. Hay pisar con fuerza, que amar sea un gesto rotundo, sin restricciones ¿qué importa si no sale bien? Hay que entrar en la fiesta y ya. Entonces recuerdo otra vez el grito, ese grito único, que sale de nuestras gargantas como la prueba más fehaciente de nuestra existencia, de nuestra victoria sobre el llanto y la duda. El carnaval nos envuelve y todo da vueltas rápidamente, sin cesar, la gente habla y cuenta chistes, nos reímos de todo hasta caer el piso, exhaustos, así como después de amar. En el carnaval el deseo es libre, y la fiebre nos inunda hasta la punta de los dedos. Vibramos, como siempre, en una danza animal. ¡Alegría!... que no importe nada, el carnaval es nuestro y dura si nosotros queremos. Hay que elegir la esperanza al miedo, estando juntos ¿qué puede salir mal? La fiesta lentamente alcanzará su clímax, pero recuerda ¡Es infinita! Así que después no pensemos en la decadencia, no tiene cabida entre nosotros si estamos unidos. Por último, cuando ya el ruido llene nuestra fiesta, cuando las luces nos deslumbran y la música guía nuestros pies en un fluir inconciente, cuando estamos anonadados y plenos, callar todo. Con un gesto de mi mano el fuego vuelve a su boca, la música a los instrumentos. En medio de la fiesta, únicos y felices, quiero un segundo para mirarte, un segundo infinito, donde nada puede ser más claro, y donde podamos entender que de nuestra sonrisa y esfuerzo sale lo que nos rodea, y no de la duda o el miedo. Un abrazo, un beso, finalmente una sonrisa. Nada existe además de nosotros. Estamos en medio de todo y nos quedamos juntos solos. Es el gran descubrimiento, la joya más importante del tesoro: estamos juntos, y nos amamos. Teníamos que intentarlo ¡mil veces si fuera necesario! Que yo encaro a la muerte sin vacilación. Y después de escondernos un segundo eterno, después de reconocernos y viajar en el tiempo, vernos del brazo, ser caballos y peones, entender que el mundo es nuestro ¡Volver a la fiesta!

1 de los sospechosos de siempre:

Anónimo dijo...

No olvidaré este texto... ni la cena...
forman parte de la noche perfecta (como el lugar perfecto te acuerdas? pues bien, esa noche el comedor de tu casa se transformó en ese lugar y nisiquiera necesitó del rojo)
Me di cuenta de algo nuevo: me encantan tus textos, pero son más lindos aún cuando me los lees en voz alta. Al igual que tus cartas. Con voz fuerte y clara de actorazo (demaciado fuerte a ratos jajajajajaj mi boquita de parlantes :P)
=*
nos vemos mañana