miércoles, mayo 07, 2008

Tímida confesión erótica (lo nuestro es nuestro)


Tus manos son un trago breve:
Jamás podrás calmar la fiebre de la especie.
Una nueva raza no sería suficiente
¡y como los amaría a todos si estuvieran aquí!

Hasta el más leve suspiro
Es un vapor espeso a sudor hirviendo.
¡Me confieso!¡Soy el traidor del amor celeste!
Me entrego al deseo y extraño tu cuerpo,
El calor abrasante de tu ombligo inundado.

Eres un reloj de arena,
Y en ti guardas congelada toda la sabiduría de la lucha contra la muerte.
Eres un libro hermoso, vivo;
Te cuento secretos
Mientras ojeo las páginas de los hijos.

¡Me confieso!¡Soy yo el traidor del amor sublime!
No puedo contenerme a tu atracción planetaria,
Ni a tus zancos de gacela.

Mi única defensa es que sé que eres igual a mi,
Ya que no amas mi espalda de roble tallada,
Por ser de madera noble
O un desierto luminoso de sol negro;
La amas porque palpita,
Y es carne jadeante como tú.



1 de los sospechosos de siempre:

Cronopia dijo...

Intrusa, obvío el título y me encanta.