sábado, abril 26, 2008

Amanecer

Se despertó con el pesado aliento mañanero de aquel hombre extraño apoyado sobre su pecho velludo. Se asustó tanto que quedó paralizado, temiendo despertarlo. Luego, lo acomodo cuidadosamente sin perturbar su descanso. Tomó su corbata que estaba en la mesita de noche y recolectó sigilosamente la ropa que estaba desparramada por toda la pieza, a la vez que miraba al hombre que seguía durmiendo en la cama, temiendo despertarlo. Se vistió lentamente y el roce de su ropa le parecía extremadamente ruidoso. Con la corbata perfectamente arreglada llegó al trabajo. Respondió a los múltiples saludos como siempre. Nadie tenía porqué saber su secreto, así como el prefería tampoco saber porqué sonreía ese desconocido que lo abrazaba al despertar.

El Mar


Salía corriendo del trabajo y tomaba el metro. Hacía combinación en baqueano y tomaba la línea cinco. La detención en Irarrázaval me parecía eterna, y cuando el tren por fin salía a la superficie, no faltaba el gigante que me tapaba la ventana. Aunque pasara eso, yo sabía que estaban ahí esas luces capitalinas que trepaban los primeros cerros de la cordillera, y que parecían una ola congelada de ese mar que había dejado esperándome en el puerto.


jueves, abril 24, 2008

Sin Título

Arte mío, indómita mujer planetaria:
No seas caprichosa;
No me expulses de tus rezos frente a la presencia de demonios,
No soy yo el que huele a azufre en tus delirios.
No me destierres de tu llanto;
He confeccionado un collar para tus penas.
Robé cada una de las perlas preciosas de mi casa poética.
Amueblé el mundo con tus ojos;
Te hice el amor sin contar con la preparación para ello,
Fuiste compañera,
Un grito chorreante sobre todas las cosas de la ciudad.

Arte mío, pájaro negro:
No seas intransigente ni conmigo ni contigo;
Solamente quiero que se trate de risa entre nosotros,
De ojos embobados,
¡Un flotar tranquilo en esas lagunas profundas de tus ojos!
Un salto al vacío con diez paracaídas.

No tengas reparos, selenita indecisa.
¿El sol acaso no saldrá mañana?
Pregúntate eso antes de cuestionarte acerca del amor
Pregúntate eso antes de tener miedo
¿Veremos el alba juntos y tocándonos con dedos rosados de aurora?
¿hay otra cosa que importa?

No soy de esos canarios que callan cuando tienen a la amada en una jaula;
Te quiero libre,
Por eso te digo que te entiendo, que te entiendo y que te apoyo.
Entiende tu también porqué yo te canto,
Porque elevo notas inmóviles en el tiempo para acariciarte:
Aquí nada puede herirte, no te asustes.

Soy yo.