Algunas cositas sobre el Ajedrez...

I

Inquieto, el rey oía voces de fantasmas. Atemorizado se refugió en lafortaleza de su enrroque.Las piezas enemigas capturadas lo estaban esperando fuera del tablero.

II
Dios sigue jugando con nosotrosa pesar de que la partida parece perdida.

III
Dos peones estaban uno en frente del otro, mirándose fijamente. Aunque eran enemigos, los dos pensaban en lo mismo: “Si se moviera solo un poquito para al lado…”

IV
Se acordaron tablas, pero las piezas ya se odiaban tanto por la guerra, que la partida siguió sin jugadores.

V
El rey estaba preocupado por su figura. Si bien un rey debe ser esbelto y atlético, este estaba delgado en extremo, y ni siquiera tenía el aspecto noble que debía tener alguien de su clase; lógico, es la pieza que come menos.

VI
Estaban todos listos para iniciar el combate cuando uno de los bandos reparó en una presencia extraña entre sus filas. “¿y tú quién eres?” preguntó uno de los peones. “Soy una moneda y estoy aquí para remplazar a uno de vosotros que está perdido.”

VII
Un peón negro hacía de espía. Todos notaban su presencia, pero tenía la excusa perfecta. Cuando le preguntaban que hacía ahí, él decía que era la oveja negra de la familia.

VIII
El caballo es una pieza muy despistada o definitivamente es amanerado, siempre piensa que juega damas y se da el lujo de saltar a todos los demás.

IX
El rey no sabía si mudarse a un enrroque largo o corto. Al final, se decidió por un enrroque cortó; pensó que en una casa muy grande terminaría sintiéndose solo.

X
El peón es alguien que parte muy motivado, pero al parecer la burocracia ajedrecística lo abruma o el sicodélico diseño del tablero lo distrae, y comienza a andar más lento que al principio.

XI
Las torres se creen muy altas, pero es una mentira. Los alfiles las miran hacía abajo, y tanto el rey como la reina son más altos que sus construcciones. Incluso ese caballo histérico y saltarín es ligeramente más alto que la torre. Los peones son un caso aparte, ellos saben, secretamente, que si bien cada uno es más bajito que todas las demás piezas, cuando están uno arriba del otro resultan las más altas. Pero guardan ese secreto con recelo, ya que nadie puede saberlo, menos el rey.

XII
El rey retrocedió aterrado. Su peor pesadilla se había hecho realidad: se encontraba rodeado de piezas enemigas que lo miraban maliciosamente. Cuando todo le parecía perdido, miro a todos lados y después de suspirar y percatarse de que no tenía a donde moverse, soltó una enorme carcajada: “¡Tablas por ahogado!”

XIII
Los dos reyes se miraban fijamente, mientras se gritaban improperios en medio del campo de juego. No tenía caso, solos jamás podrían acabar esa discusión.

XIV
La reina recerca con nostalgia cuando el rey era príncipe y tenía un extraño color azul. Antes él cumplía todos sus deseos, le decía que era lo más importante en el mundo y le brindaba una sensación de seguridad inmensa; ahora que es rey apenas y se mueve, él es el más importante para todos, y más encima ella es la que tiene que defenderlo.

XV
Si quieres evitarle problemas al rey, jamás corones a un peón, la reina es una dama celosa y podría largarse caprichosamente de palacio.

XVI
La reina volvió un poco trastornada ¡Ahora se mezclaba con gentuza como los peones!

XVII
El único peón bien macho es aquél que, aunque haya hecho el esfuerzo descomunal de llegar al final del tablero, no acepta que lo coronen reina.

XVIII
El rey decretó que era absolutamente prohibido intentar llegar al final del tablero para cualquier peón, con una suegra y una reina le bastaba.

XIX
Nadie sabe que en verdad el ajedrez es una pelea de reinas y no de reyes; ellas siempre están discutiendo sobre si el vestido es más bonito en blanco o en negro.

XX
Era el mejor plan del mundo, un jaque mate seguro, pero el alfil fue tan torpe que se tropezó en el camino y se perdió la partida por culpa de ese hijito de papá.