martes, abril 14, 2009

Una Historia de Gangsters

Adelante, puedes disparar. Yo moriré, es cierto, pero tú estarás condenado a cargar con la culpa. Ya no le temo a la muerte... La verdad es que ya no siento cosa alguna, pero sí hay algo que aún me pesa, y es el recuerdo del primero hombre que asesiné. ¡Vamos, dispara! ¡Comparte esa agonía conmigo!... yo no vacilaría si cambiáramos zapatos… ¿Qué es lo que te detiene?... ¡Ah! ¡Te he amedrentado!... es lógico: una persona sensible como tú comprendería inmediatamente de lo que hablaba. ¿Sabes como fue que le disparé por primera vez a alguien? Recién me había involucrado con el grupo de Tisdale. Me dijeron que, como era un novato en el negocio, me darían un trabajo fácil, un objetivo que no podría resistencia. Yo iba feliz. No sentía escrúpulos, ya que lo hacía por necesidad, y nadie puede criticarse lo que hace por necesidad. Cuando llegué me sentí una mierda ¡Era un niño! ¡Me obligaban a matar a un niño! Sentí que vomitaría, tenía ganas de salir corriendo, pero estaban los muchachos conmigo y ya no había marcha atrás. Cerré los ojos y apreté el gatillo. No me habría importado matar algún gañan, incluso podría haber sido una mujer adulta, pero el crío lloraba y suplicaba. A diferencia de un niño normal, entendió enseguida lo que pasaba y quienes éramos, lo que hacía todo más difícil. Podría jurar que el tiempo se detuvo. Creo haber tenido tiempo suficiente para escuchar claramente el percutor, luego la explosión dentro del cañón. De haberme apurado, quizás podría haber desviado el tiro, o interponerme en la trayectoria de la bala. Pero no lo hice. No lo hice, y finalmente esa bala acabo con el crío… y conmigo.

Tal ves no sea un niño como el de mi historia, pero tú tampoco tienes la determinación que yo tengo. Yo puedo cargar con mi cruz ¿pero tú podrás? Dispara y averigüémoslo. Líbrame del crío que me atormenta y me coreé el alma, transfiere su maldición a tus manos. No temo, no estoy preocupado. No tiene sentido preocuparse por lo inexorable. Ese es el problema de las cosas demasiado importantes: no vale la pena dedicarles tiempo ¡Qué esperas! Tu mujer debe estar esperándote en casa. Ve y dile, cuando te sirva un plato de sopa, que no puedes comer porque has asesinado un hombre en algún lugar perdido.

Dentro del galpón cuatro del muelle, se escuchó un sonido atronador. Nadie le prestó mucha atención; los que no sabían que pasaba, pensaron que fue el descuido de algún funcionario que apiló mal los containers. Los que tenían noción de la fatídica escena, sabían que eso era cuestión de todos los días.

El cuerpo de Carter yace en el piso, aún caliente. Una serpiente roja escapa de su sien, como si fuera su alma desparramándose y volviendo a la tierra, o como si ese hilo de sangre fuera el verdadero asesino, liberándose de su presión craneana.

Un hombre, de pie, contempla el cuerpo. Su cara está pálida y parece no tener expresión alguna. Derepente, como si despertara de un sueño, aparta la vista del cadáver e introduce la mano en el bolsillo derecho de su cazadora. Coge un telefono movil, marca un teléfono con calma y prestancia y espera. Cuando al fin le contestan solo dice:

“Dile a Tisdale que está hecho".

1 de los sospechosos de siempre:

ASDF dijo...

No sé si me gusta el contenido, pero adoro su forma. Me gusta deslizarme en las palabras.