Se está hiendo. ¿Cómo iba a volver a casa?. En la ciudad no tenía familiares ni amigos que le pudieran prestar alojo, y gastó todas sus monedas en el ticket de ese tren que partía frente a sus ojos.
“Espérenme” gritaba en vano el anciano. Era gordito, pero aún se encontraba vigoroso y corrió por el andén con la esperanza de colgarse de la baranda del último vagón.
Cuando llegó al final de la estación, sin pensarlo, saltó con su bolso y todo para intentar aferrarse con fuerza de ese pasamanos dorado. Pero no lo alcanzó y pasó por encima de este, por lo que se fue a casa volando sobre el tren, no había otra.
1 de los sospechosos de siempre:
¿Y si hubiera caído? Lo primero es siempre la risa y luego la terrible escena de caer incesantemente con las esperanzas desvaneciéndose a medida que el suelo se acerca con la rugosa realidad.
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