martes, febrero 27, 2007

Africa

[Para Nicole, a quien tanto Africa como España esperan]


Los afiches hicieron que la gente se agolpara en los consultorios médicos repartidos por la sabana. Era un curioso espectáculo; decenas de personas de todas las edades y tribus de la región miraban horrorizadas el cartel que les advertía que se cuidaran de una bestia terrible, como si no bastara tener que lidiar con todos los animales salvajes del continente africano, ni con las inclemencias climáticas y geográficas de la zona.





Los niños, negros y con los dientes como perlas, miraban espantados el letrero donde se les informaba la presencia de un insecto gigante que, aparte de ser un mosquito colosal, era capaz de causar una enfermedad mortal. Los ancianos, que más que al insecto temían al olvido y a la soledad tan propia del continente, incrementaban el miedo de la gente, asegurando que existían ejemplares aún más grandes que el mosquito que salía en la pancarta de dos metros con una foto enorme, para que la gente que no supiera leer se informara acerca del dengue, y, los mentirosos más osados, aseguraban haber cazado esos monstruos chupa sangre, haber comido su carne por más de tres días y fabricado ropas ya perdidas en el desierto con sus alas.






1 de los sospechosos de siempre:

MyM dijo...

Estamos sujetos a deformaciones mucho más sutiles pero inmensamente más cruciales que un mero afiche. Para qué extenderse...