sábado, abril 26, 2008

Amanecer

Se despertó con el pesado aliento mañanero de aquel hombre extraño apoyado sobre su pecho velludo. Se asustó tanto que quedó paralizado, temiendo despertarlo. Luego, lo acomodo cuidadosamente sin perturbar su descanso. Tomó su corbata que estaba en la mesita de noche y recolectó sigilosamente la ropa que estaba desparramada por toda la pieza, a la vez que miraba al hombre que seguía durmiendo en la cama, temiendo despertarlo. Se vistió lentamente y el roce de su ropa le parecía extremadamente ruidoso. Con la corbata perfectamente arreglada llegó al trabajo. Respondió a los múltiples saludos como siempre. Nadie tenía porqué saber su secreto, así como el prefería tampoco saber porqué sonreía ese desconocido que lo abrazaba al despertar.

2 de los sospechosos de siempre:

Boina Descalza dijo...

hay algo lúdico y vivaz en la complicidad, aunque sólo sea con uno mismo.

Anónimo dijo...

Me parece super bien que vuelvas a subir textos por aquí... lo reviso de vez en cuando para saber si has subido alguno, sabes? siempre me ha gustado como escribes.
Ese texto no sé si lo escribiste aquí en mi casa o me lo leíste justo después de haberlo escrito...
Haber si yo puedo hacer lo mismo...
Uf, te quiero chino =)