Golpeaba las puertas de las micros del transantiago y las obligaba a cerrarse estrepitosamente. “Así no se caerá ninguna abuelita” reflexionaba. Todos a su alrededor, incapaces de ver sus buenas intensiones, en lo único en que pensaban era en cómo podían alejarse de este joven tan violento y mal vestido.
domingo, junio 17, 2007
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